o muchos años atrás, la calle Florida contaba con tantos teléfonos públicos por cuadra que casi parecía un locutorio al aire libre. Hoy, sin embargo, encontrar uno en esta peatonal puede convertirse en un verdadero desafío.

Según cifras recientemente publicadas por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), en julio de 2008, momento de mayor auge de este tipo de telefonía, en la Argentina había un total de 164.832 aparatos en la vía pública. A partir de entonces, su cantidad disminuyó, lentamente en un principio y drásticamente en los últimos meses. Sólo entre agosto y septiembre de este año desaparecieron 45.600 teléfonos públicos, llevando a que, al menos hasta septiembre de 2012, su número llegara a 92.000, esto es, un 44% menos que cuatro años atrás.

Si se recorre Florida desde su intersección con Marcelo T. de Alvear hasta avenida Rivadavia, es posible encontrar tres cabinas con siete de estos 92.000 teléfonos. El primero está ubicado entre Paraguay y avenida Córdoba. Éste, sin embargo, se encuentra en este momento en medio de una obra que ocupa casi la totalidad de la calle, por lo que usarlo es un imposible.

«La telefonía pública es un servicio deficitario para las empresas, que se sostiene a partir de los excedentes que genera la telefonía fija. Si no fuera una obligación universal para ellas, no lo harían», afirmó el doctor Santiago Urbiztondo, economista jefe de la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL) al ser consultado sobre este tema. Telecom y Telefónica también fueron consultados, pero no proporcionaron mayores detalles.

Respecto del descenso del número de teléfonos disponibles en la vía pública, Urbiztondo estimó que esto puede deberse a la conjunción de distintos factores. Por un lado, la expansión de la telefonía celular -que fue un fenómeno mucho más generalizado en la Argentina que en otros países-, que redujo la necesidad de contar con teléfonos públicos. Y, por otro, los costos crecientes que conlleva el mantenimiento de este servicio.

 
Teléfonos públicos en Florida, cada vez más difíciles de encontrar. Foto: Archivo / Fernando Massobrio

«En los últimos años las tarifas de la telefonía fija se mantuvieron congeladas, por lo que dejaron de ser suficientes para sostener a la pública, cuyos costos seguramente crecieron más que la inflación. Por este motivo, es posible que, para compensar, las normas de obligatoriedad del servicio de telefonía pública se hayan vuelto un poco más permisivas», explicó el economista, quien hizo hincapié en la influencia que tiene el vandalismo en los costos de manutención de las cabinas.

Y es justamente su mal estado lo primero que llama la atención respecto de los teléfonos públicos que se encuentran en Florida, lo que hace que muchos erróneamente consideren que éstos no funcionan.

El segundo aparato, que está entre Tucumán y Viamonte, es un claro ejemplo de ello. Sus laterales parecen un collage de grafitis, afiches superpuestos unos sobre otros, propuestas de encuentros «atrevidos» y ofertas de «dinero en mano»; sus interiores están cubiertos por una visible capa de suciedad y más volantes y grafitis; los visores de los dos aparatos con los que cuenta la cabina no permiten distinguir los números y letras que allí aparecen; y tocar los botones provoca una desagradable sensación pegajosa en los dedos.

Lo mismo sucede en la tercera y última cabina de la calle Florida, que cuenta con tres teléfonos y está ubicada entre Lavalle y avenida Corrientes. Su aspecto exterior es un poco más atractivo que la de la anterior, ya que fue pintada por una casa de comida rápida para llevar sus colores, aunque éstos fueron parcialmente tapados por otros carteles. Su interior, sin embargo, cuenta otra historia. En éstos, a la suciedad y mal estado que poseían los teléfonos anteriormente descriptos, se les suman los restos de alguna comida indeterminada, botellas de gaseosas abiertas y abandonadas en el lugar y un olor putrefacto muy penetrante.

De todos modos, pese a las apariencias, estos teléfonos cumplen su función, ya que casi todos pueden ser utilizados sin problemas. Con 25 centavos todavía es posible hablar durante dos minutos en este tipo de aparatos. Para sorpresa, la comunicación no es mala.

Sólo con uno de ellos no se tiene la misma suerte. En su caso, si bien la comunicación se establece, el que recibe la llamada sólo escucha estática y el que la hace, un silbido que tapa la voz del interlocutor.

La evolución en los últimos años

El número de aparatos se redujo significativamente

  • 164.832
    Teléfonos públicos

    Es la cantidad máxima que hubo en la Argentina, según estadísticas del Indec. A este número se arribó en julio de 2008.
  • 92.000
    Última estadística

    Es el número de teléfonos que había en la vía pública en septiembre. Un mes antes, había 137.600.

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